No, no se trata de un artículo divertido sobre una comedia romántica hilarante como la protagonizada por Jennifer Aniston y Vince Vaughn donde una pareja en vías de divorcio se ven obligados a vivir juntos bajo el mismo techo hasta que logren venderla, ojalá fuera ese tipo de artículo, pero la verdad es que a veces la vida imita al arte.
Tampoco vamos a llevar la situación al límite exponiendo que alguno de los dos recurrirá a los servicios de un escort online o algo parecido mientras el otro duerme en la misma casa (aunque nunca se sabe), pero sí es posible que planteemos ciertas situaciones que al principio podrían parecer dignas de Ionesco.
Juntos, pero no revueltos
De acuerdo a portales como Dulzon.net, una conocida plataforma de citas y encuentros sentimentales latinoamericana, la cantidad de ex parejas que se han visto a convivir juntos, aun estando separados o divorciados, va en aumento en algunos países latinoamericanos con gravísimas deficiencias socioeconómicas como Haití o Venezuela, pero también en otros países más estables como México o Argentina.
Las razones no son difíciles de entender, en la inmensa mayoría de los casos el motivo es netamente económico: parejas con escasos recursos que dejaron de quererse y deciden separarse, para luego encontrar que ninguno de los dos es capaz de conseguir vivienda por su propia cuenta y que al vender su propiedad ni siquiera les alcanza para otra casa, mucho menos para dos.
Nada más en un país desarrollado como España los divorcios disminuyeron en casi un 50%, no porque las parejas solucionaran sus diferencias, sino porque era sencillamente imposible para ellos finalizar el matrimonio porque vender la propiedad comunal no les era rentable.
Y si a esta aparente tragicomedia le sumamos hijos menores de edad, la crisis se convierte en una auténtica tragedia casi imposible de solucionar.
Viviendas y relaciones compartimentadas
El psicólogo Fernando Villadangos, un reconocido asesor de parejas, afirma que en el pasado “el factor principal era alargar dicha separación por el miedo de que afectaran emocionalmente a los niños”.
Agrega que en la actualidad la crisis económica producto de la pandemia de covid-19 ha ocasionado una contracción financiera tan grave que no pueden separarse ni aunque quieran.
Para el doctor Villadangos “se están creando hogares dentro de los mismos hogares, con relaciones y habitaciones compartimentadas”. Un divorcio puede resultar algo traumático para los niños, pero ciertamente vivir en esa situación tan bizarra no es en absoluto sano para ninguno de los involucrados.
Si bien el deber ser es que dichas parejas pudieran separarse en sana paz y criar a los hijos con custodias compartidas, la realidad se impone en ocasiones de una forma tan cruel como implacable.
Si es imposible, al menos por el momento, que estas parejas divorciadas o separadas puedan vivir cada una en sus respectivos hogares ¿qué se puede entonces hacer?
Las reglas de convivencia
De acuerdo a estudios sociológicos, más del 50% de los casos en que parejas se han separado o divorciado legalmente y siguen viviendo juntos bajo el mismo techo han logrado, al menos, tolerarse y respetarse mutuamente siguiendo unas reglas muy estrictas.
Dichas reglas, que en ocasiones pudieran parecer draconianas, pero no por ello menos necesarias, han logrado efectos positivos en la convivencia de los involucrados, pero eso sí lo advierten todos los expertos: no es nada fácil, y hace muy necesario un altísimo grado de madurez y compromiso por parte de la ex pareja.
- Establecer espacios comunes y áreas exclusivas
Suena a una negociación de países limítrofes en conflicto, pero es así: dentro del hogar deben de establecerse cuáles son las áreas de uso común (baño, sala, cocina) y cuáles son de uso exclusivo (habitaciones, clósets, puestos de estacionamiento, etc).
De igual modo hay que hacer una clara separación de cuáles son los alimentos de la alacena o nevera que son para ella y para él, aunque obviamente esto no aplicaría para los hijos.
También es indispensable un horario para el uso del baño. Puede sonar absurdo, pero no hay peor crisis que uno de los ex cónyuges le gaste el agua caliente al otro.
- Dividiendo los bienes y servicios
Otra complicación es el pago de los bienes y servicios. ¿Quién usa más electricidad? ¿Cuánta agua gasta cada uno? ¿Quién se encarga de pagar el aseo, los gastos de telefonía o internet? ¿Quién paga la escuela de los hijos? ¿Cuál es la comida de uso comunal que deberán comprar y quién?
En opinión de Villadangos la solución a estas situaciones, que ya de por sí pueden ser complicadas si la pareja vive junta en armonía, demanda mucha paciencia y un enorme entendimiento mutuo, inclusive mucho mayor de cuando estaban juntos como pareja. Como se escribió antes, es muy difícil, pero no imposible.
- Respeto ante todo
Si se decidió que vivirían separados dentro de la misma casa es necesario respetar los gustos de cada uno: nada de música alta, nada de nuevas parejas en la casa, nada de organizar escándalos, nada de fiestas, nada de usar la casa para divertirse con terceros, y sobre todo, nada de inmiscuirse en la vida privada de cada quién y preservar la armonía pensando en los hijos.
Una vez más, se trata de una situación altamente anormal y singular y la armonía es clave.
- Nada de celos
Este es un ítem donde la vida imita constantemente al arte porque “donde hubo fuego cenizas quedan”, pero si existe algo altamente absurdo es que aparezcan los inefables celos en este escenario del absurdo.
La primera reacción que se puede tener ante un escenario así es la aparición de obvias dudas: si el o ella tiene celos ¿entonces acaso aún siente algo? ¿Hay posibilidades de restablecer la “desunida unión”? Sin duda lo ideal sería que existiera una reconciliación, pero en la mayoría de las veces es lanzarle gasolina al incendio, así que mucho cuidado.
- Preservar la salud
Una pareja legalmente separada o divorciada, pero que aún vive junta dentro de la misma casa, es un escenario perfecto para que cualquiera se vuelva loco, así que uno de los objetivos para ambos es preservar la salud, tanto física como mental.
Para lograr esto es indispensable que cada uno mantenga una distancia apropiada en las actividades de cada quien, solo se relacionen entre sí en lo estrictamente necesario y se respeten las horas de sueño, algo muy importante.
Es necesario que cada uno de los ex cónyuges pueda planificar vacaciones o salidas con los respectivos amigos los fines de semana, así se sentirá de verdad una verdadera separación, y de ser posible, intentar usar la casa como si se tratara de la habitación de un hotel en un viaje de trabajo: para comer y dormir y que la vida privada esté afuera.
Si se tienen hijos, hacer de tripas corazón y organizar actividades compartidas e individuales haciéndoles ver que ambos los quieren y que en ningún momento estarán desatendidos.
Tan extraño como la vida misma
Así como el doctor Villadangos propone estas ideas, existen muchos otros profesionales que aconsejan terapia conjunta para que dichas reuniones funcionen como mediadores de conflictos y mejoren así la armonía dentro de la casa.
Sin duda es una situación extraña y particular, pero recordemos que son cosas que pasan y que no hay nada más extraño y singular como la vida misma…