Japón es una nación más accesible en toda su extensión, con respecto a cómo se presentaba hace tiempo, gracias al tren bala. Su silueta alargada, su vasta red de más de 2,400 kilómetros de norte a sur, está conducida (a excepción de la isla de Hokkaido) a través de una línea de alta velocidad que se proyecta como la columna vertebral del país nipón. Se trata de un eje que conecta a todas las comunidades relevantes con una milimétrica eficiencia.
Japón fue el primer país asiático en decidirse por la utilización de trenes de alta velocidad como un medio de transporte para movilizar a su población en traslados interurbanos. Ya desde la década de 1930 se mencionaba la necesidad de adoptar esta clase de tecnologías. En cierto momento se proyectó incluso la construcción de un túnel colosal entre Japón y Corea, pero el plan se dejó de lado por la Segunda Guerra Mundial.
En los últimos años de la década de 1950, se buscaron soluciones para descongestionar la línea que corría desde Tokyo a Osaka, y solo hasta 1964 se consiguió reducir la duración de este traslado de 6 a 4 horas. No mucho después se logró hacer este recorrido en solo 3 horas. Con ello surgió por fin, el Shinkansen, la red ferroviaria de alta velocidad.
Para muchos trayectos, como el de Tokio a Osaka, el tren bala consigue relegar a segundo término la alternativa aérea. Se trata de una maravilla de la ingeniería capaz de movilizar a más de 150 millones de viajeros año con año, de manera rápida y segura, sin haber padecido ningún accidente de importancia desde que fue inaugurado. El lapso de tiempo mínimo entre un tren y otro siguiendo la misma dirección es de 3 minutos.
El tren bala de Japón ostenta frecuencias muy parecidas con las del metro de cualquier gran ciudad del planeta. La posición precisa de cada vagón está marcada en el suelo de los andenes. De manera previa a la llegada del tren, los pasajeros hacen fila de moda ordenada: todo está perfectamente organizado para que los viajeros ingresen y se acomoden de rápida manera.
Los vagones del 1 al 5 se disponen para los pasajeros que no tienen reservación previa de asiento. Los demás vagones del tren bala si precisan de reservación. Es un modo muy práctico de proporcionar asientos a los viajantes de último momento.