Te queremos recomendar, un notable sitio arqueológico del Estado de México. Se trata de Santa Cecilia Acatitlán, uno de los diversos centros rituales ubicados alrededor de los lagos de la Cuenca de México.
Esta urbanización prehispánica, dependía de algunos de los miembros de la llamada Triple Alianza, las ciudades más poderosas del Anáhuac, y es que, de acuerdo a su ubicación, es casi seguro que Acatitlán (cuyo nombre significa, en náhuatl “entre las cañas”), por estar tan próximo a Tenayuca, fuera, como este último, un dependiente del reino de Tlacopan, lo que actualmente es Tacuba, en la capital mexicana.
Por el hecho de que el área urbana ha crecido desmedidamente, mucho de lo que fuera Acatitlán se ha perdido y solo queda el otrora Templo Mayor. Se desconocen las dimensiones reales que tuvo en su momento, este antiguo centro ceremonial, así como también las actividades sociales de quienes allí asistían. De cualquier manera, es muy probable que se dedicaran, principalmente, a la explotación de los recursos lacustres y a tareas agrícolas.
Por los detalles arquitectónicos y escultóricos de Acatitlán, se considera que tuvo una gran importancia en el período Posclásico Tardío, aun cuando no se le mencione en ninguna fuente documental del siglo XVI. Lo más seguro es que, cuando aconteció el arribo de los conquistadores españoles, Acatitlán ya hubiera estado abandonada desde hace mucho tiempo.
El Templo Mayor de Acatitlán tiene un basamento piramidal, en el cual se aprecian cuatro etapas constructivas diferentes. Lamentablemente, de lo que fuera la última etapa del edificio, queda poco, puesto que, durante la época colonial, la gente del lugar desmontó parte de la construcción para edificar sus propias viviendas e iglesias. De acuerdo a lo que aun puede contemplarse en Acatitlán, se hace patente que este templo prehispánico, en su momento de esplendor, tuvo dimensiones colosales.
El basamento que los visitantes pueden observar actualmente, corresponde a la segunda fase constructiva del edificio. Además, mucha de su actual apariencia, se debe a los trabajos de reconstrucción por parte de los arqueólogos, los cuales, se basaron en las ilustraciones de códices y descripciones en las crónicas de la época, que se referían a estos centros ceremoniales. Por lo habitual, lugares como Acatitlán tenían en lo alto de su basamento piramidal, dos templos, uno dedicado al dios de la lluvia, Tláloc y otro al dios colibrí, Huitzilopochtli, patrono de la guerra de los mexicas.
También recomendable en Acatitlán, es el Museo de la Escultura Mexica, el cual se localiza en una casa campestre del siglo XIX. Allí se exponen esculturas aztecas halladas en diversas zonas de la Cuenca de México y otros objetos de la época del Porfiriato.