El Hipódromo de Las Américas es un recinto que necesita poca presentación: pocos lugares son tan populares como este centro ubicado en la Avenida Industria Militar y que se ha ganado por derecho propio un lugar destacado dentro de la oferta de ocio de Ciudad de México.
A falta de unos pocos años para cumplir su 80 aniversario (fue inaugurado en 1943), este hipódromo cuenta con un circuito de 7 furlongs, que se traducen en algo más de 1.400 metros, y ofrece la posibilidad de que hasta 14 caballos puedan competir simultáneamente. Con una capacidad para albergar a 20.000 personas, dispone también de una zona de caballerizas donde se pueden alojar a cerca de 1.700 equinos, y donde muchos mexicanos guardan y cuidan a sus caballos. Además de las actividades puramente hípicas, en sus instalaciones se ofrecen otras alternativas de ocio, como un casino, una sala de apuestas y restaurantes que se podrían nombrar en cualquier lista sobre dónde comer en México, como son el Jockey Club, La Terraza, 1943 y Gradas, que suman a sus propuestas gastronómicas el encanto de contemplar las carreras desde un lugar de excepción.
Las carreras de caballos siempre han despertado una fascinación especial, que se traduce en su presencia en diversos ámbitos de la cultura popular, desde películas como El corcel negro o Secretariat (Campeón), dos films con un notable éxito de crítica y taquilla, a máquinas tragamonedas como 4 To Win, una de las slots más populares la plataforma de casino Betway. Uno de estos apasionados de la hípica fue el presidente Manuel Ávila Camacho, bajo cuyo mandato se construyó el Hipódromo de Las Américas en 1941, siguiendo una propuesta original del industrial Bruno Pagliai, prohombre famoso por su matrimonio con Merle Oberon, relación que fotógrafos de la agencia Getty inmortalizaron en varias ocasiones.
Inicialmente, la idea de Pagliai era ubicar este hipódromo en Las Vegas, una ciudad que contaba ya con un casino en funcionamiento desde 1901 y que comenzaba a presentar las trazas de lo que sería el proyecto de urbe que existe a día de hoy. Pagliai no fue capaz de conseguir el permiso de las autoridades locales y buscó nuevas localizaciones para su proyecto. Tras fracasar en California, México pasó a ser su siguiente candidato para llevar a cabo su visión.
A comienzos de 1941, en México solo existía un centro similar, el Hipódromo de Agua Caliente, ubicado en Tijuana, en la Baja California, así que la idea de erigir uno en la capital recibió el beneplácito de Manuel Ávila Camacho, como ya hemos comentado, un gran amante de los caballos. El general comprendió de inmediato el potencial de la visión de Pagliai, tanto desde un punto de vista pecuniario como cultural y social. La concesión para levantar el recinto se recibió durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, pero fue Ávila Camacho el que concretó los detalles para que comenzase la construcción del llamado a ser el segundo hipódromo mexicano. Ciudad de México ganaba un nuevo atractivo para sumar a su lista de espacios turísticos y recreativos.
Para ello, Ávila Camacho implicó a figuras como Carlos Gómez y Gómez, José Méndez Salazar, John I. Sullivan o Gustavo Zepeda Carranza, a los que se sumaba la figura del mismo Pagliai. Todos ellos confiaban en la capacidad del centro para atraer al turismo internacional, máxime teniendo en cuenta que el sector hípico de Estados Unidos atravesaba un parón a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
Las obras finalizaron a tiempo para que el 6 de marzo de 1943 se inaugurase con una carrera a la que asistieron el propio Ávila Camacho y Carlos Calderón Guardia, por aquella época presidente de Costa Rica. La ganadora fue la yegua Touch Betty. No tardó mucho en que se celebrase la primera edición de una de las carreras más prestigiosas del mundo, el Hándicap de Las Américas. El 30 de mayo de ese mismo año, Step Bay se coronaba como campeón del evento, y su nombre inauguró una lista de ganadores que ha seguido completándose hasta nuestros días y que, en 2019, la CNN definió como el rey de los eventos hípicos mexicanos.
Tras el Hándicap de las Américas llegaron otras carreras que también han llegado a alcanzar un notable prestigio internacional, como el Hándicap Día del Charro o el Hándicap Copa de Oro. Además de estos eventos, durante el fin de semana (viernes-domingo) tienen lugar las carreras regulares, disponibles todo el año.