Las plazas públicas de Michoacán tienen una peculiar tradición, en ellas se reúnen danzantes vestidos de manta y un típico zarape multicolor; pero su curiosidad de su baile radica en ser una imitación de viejitos, por lo que usan alegres máscaras repletas de arrugas y una larga cabellera blanca, portan un bastón y unos huaraches