El 17 de septiembre de 1964, el entonces presidente de México Adolfo López Mateos inauguró…
La Torre Latinoamericana
En el mismo lugar en donde alguna vez se extendió el Lago de Texcoco, el Antiguo Convento de San Francisco y el jardín zoológico del tlatoani Moctezuma II, hoy en día, aparece uno de los edificios más representativos de la Ciudad de México: la Torre Latinoamericana.
Se trata de un rascacielos construido a instancias de Miguel Macedo, directivo de la empresa Latinoamericana Seguros, con el objetivo de servir de alojamiento para dicha firma, en la década de los cuarenta del siglo XX. Macedo, para llevar a cabo esta ambiciosa iniciativa, solicitó lo servicios de los arquitectos Leonardo y Adolfo Zeevaert, así como también, de Eduardo Espino, experimentado ingeniero. Todos ellos comenzaron a levantar el magno edificio en 1948.
Para los cimientos de la construcción, fue preciso instalar más de 400 pilotes a 33 metros de profundidad en el terreno y además, utilizar una base cimentadora de concreto, para posibilitar que la torre, en cierto sentido, se mantuviera “flotando” en el subsuelo gracias al recurso mencionado.
Tras un trabajo de ocho años, gracias al talento proyectivo de los arquitectos y el esfuerzo de tres mil trabajadores, la Torre Latinoamericana fue inaugurada finalmente, el 30 de abril de 1956. Alta mole de acero, aluminio y cristal, la Torre Latinoamericana resultó con un peso de veintiséis mil toneladas; 44 pisos, tres sótanos y una antena. La altura de la construcción es de 183 metros, sobre el nivel de la vía pública. Al momento de ser inaugurada, la Torre Latinoamericana se convirtió en el edificio más alto de la Ciudad de México.
No obstante, la fama de la Torre Latinoamericana se acrecentó al superar dos pruebas complicadas con los terremotos sufridos por la capital mexicana en 1957 y 1985. Tales movimientos telúricos causaron graves daños y derrumbes a otros inmuebles de gran altura en la Ciudad de México. En cambio, la Torre Latinoamericana resultó indemne de estas catástrofes y gracias a ello recibió importantes reconocimientos.
En la actualidad, la Torre Latinoamericana alberga despachos y oficinas de instituciones bancarias, consorcios empresariales, consultorios dentales y otros negocios. Para el disfrute del turismo nacional y extranjero incluye un museo, una cafetería, una tienda y un mirador. Este último recibe la visita de un millar de personas diariamente.
Uno de los detalles más interesantes de la Torre Latinoamericana es que, su orientación está pensada para aprovechar la luz solar, la mayor cantidad de tiempo posible. Y si bien, con el tiempo han surgido edificios de mayor altura, la Torre Latinoamericana se mantiene como un auténtico ícono de la Ciudad de México.
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